sábado, 9 de febrero de 2008

Los cambios

Estos días han sido de re-encuentros, encuentros y desencantos.

Por ejemplo. Hoy entró al café un ex-seminarista con quien coincidí en la preparatoria, y aunque a veces me cuesta asimilar que entre esos años y ahora median mas de tres lustros, el verlo no me dejó dudarlo. La última vez que le vi, y como lo recordaba, tenía cara de niño y un cierto dejo de timidez en su postura. Hoy, aunque sus facciones son las mismas - y estoy segura que será de esas personas que se verán eternamente jóvenes, hecho al que ayuda enormemente el que tenga una sonrisa franca que siempre me ha alegrado - es una persona totalmente diferente, se le ve seguro. Sin embargo, tras la sorpresa inicial encontré de nuevo al amigo de mi adolescencia. Qué gusto fue verlo!

También en estos días he conocido mejor a un par de personas con quienes tenía solo una relacion de conocidos. Los tiempos de prueba forjan amistad mas rápido que los años. Y además, estan las personas que acabas de conocer y que de alguna manera presientes que son personas con quienes puedes formar una amistad, porque "de entrada", te caen bien.

En cuanto a los desencantos... cuando comencé a escribir la entrada de hoy, realmente quiería desahogarme, pero el recordar los encuentros y los viejos amigos funcionó como bálsamo. Asi que voy a omitir las experiencias desagradables.

Y a riesgo de que este blog se vuelva el foro de las felicitaciones, ¡Mil felicidades por tu cumpleaños de anteayer, Uriel!. (jaja! me siento el Tío Gamboín!) Disculpa que no me haya acordado sino hasta la tarde, cuando te vi desde en la mañana. Te mando abrazos dobles y un enorme ¡Salud! con un té Pu -ehr!

Salud!

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