domingo, 12 de agosto de 2007

Aqui me he estado sentada...

He estado eperando la llegada de Barby y Feli, que llegan el miércoles... digo, el miércoles pasado! y es domingo! así que aquí me he estado sentada...

En el más puro estilo del padre Fortea (disculpe, Pater!), les cuento lo que soñé anoche.

Mi hermano Jafet, dos años menor que yo, y una servidora, andabamos por las calles de mi pueblo caminando hacia una casa. Digo, yo sabía que era mi pueblo, pero no se parecía nada a algún lugar que exista aquí. Jafet tenía como ocho años, pero yo seguía teniendo 29. El lugar al que nos dirigíamos estaba al borde de donde comenzaba un pantano (???) y la casa parecía construcción antigüa de Estados Unidos, con su veranda y su techo inclinado, de madera. Sabía que había sido una construcción hermosa, pero ahora estaba en decadencia. La razón por la que ibamos ahí, es que en el patio de enfrente había la mejor tierra para cultivar ajos y cebollas (????!) y queríamos llevar un poco para llenar unas macetas.

Mi hermano estaba en cuclillas de espaldas a la casa cuando de pronto de la puerta sale rugiendo un jaguar negro, (quien no los conozca, es el felino que ataca a los indios casi al final de Apocalypto) y al gritarle la alarma a mi hermano, en pleno impetu del vuelo el animal cambió de dirección hacia mi, que lo recibí con un golpe de la pala en calidad de bofetada metálica, y luego otro de revés. Cuando lo vimos caer aturdido, jalé a Jafet y lo arrastré en una loca carrera por regresar a casa. Al llegar a la puerta lo arrojé adentro y me volví a tiempo de ver al jaguar a toda velocidad hacia nosotros. Cerrando la puerta, me di la vuelta y de nuevo lo recibí a palazos. Otros me veían pero nadie me ayudaba. Ya sin sentido el animal (que de hecho era hermoso y negro como la noche) entré a casa, que igual sabía que era mi casa pero no se parece en nada a la de mis padres ni a la que habito ahora. Era una casa de techos altos y portones de madera, como hacienda. Me asomé por una ventana y ni rastros del jaguar ni de la sangre que le había brotado del hocico con el último golpe... Aterrada, en adelante no quise volver a salir a la calle.

En los momentos en que desperté, con jirones del sueño aún en mi mente, pensé sobresaltada que el jaguar estaba esperando fuera de la puerta del cuarto de mi nenita. Habrá que ver el susto que me llevé cuando escuché sonidos como de rasguños en ese mismo instante en la puerta de marras!!! Era Rodrigo, que regresaba de misa de seis de la mañana, y el ruido lo hacían sus llaves...Pero que susto!!!!!!!!!!

Llegué al trabajo directamente a tomarme un té de manzanilla... gustan? salud!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Este.... mmmmmm.... segura que era un sueño? quizá era un... viaje?? Jajaja... Cuidado!!!