miércoles, 23 de mayo de 2007

A edificar la Iglesia...

Alguien recuerda ese cantito de los días del catecismo, o como decimos acá, de los días de doctrina? una servidora por lo menos lo recuerda. Lo cantó hasta el cansancio, mientras fue alumna de la doctrina. Lo cantó casi hasta el aburrimiento cuando fue miembro de un coro. Y luego lo olvidó por años.

¿Por qué recordarlo justo ahora? Porque ando inquieta. Los pensamientos se van sucediendo en mi cabeza como nubes de tormenta, cambiantes, oscuros, ágiles. Y a veces se combinan con una sensación de impotencia, como cuando sueñas que estás cayendo y sientes físicamente el vacío, y te despiertas.

Debajo de la barra del café tengo una pequeña Biblia Latinoamericana que hasta hace poco tenía por compañero al Catecismo de Ripalda. Ese último lo presté-regalé, porque es uno de los libros que no espero que me devuelvan, y bien empleado! Mi Biblia a veces la abro a media tarde, cuando hay calma en el negocio. El calor, ya lo he mencionado, es tremendo aquí, y la gente no sale en las primeras horas de la tarde, sino que espera a que baje el sol un poco. Así, tengo a veces algo de tiempo en las manos y leo un poco.

Hasta hace unos tres años, antes de abrir el café, ingenuamente pensaba que todo mundo leía la Biblia, porque mi abuela la leía, mi abuelo la leía, mis padres la leen, mis amigos seminaristas a veces la leían, y yo la leía tambien. Poco a poco me fui dando cuenta tristemente que en mi pueblo, la religión se volvió cosa de viejos. A los jóvenes que nos interesa el tema, nos llaman los coetáneos "beatos" (a la generación anterior a la nuestra le dicen "cucarachas o ratones de Iglesia"). Incluso una de mis antiguas maestras de catecismo, al invitarla a un concierto de Martin Valverde, me dijo con risa despectiva: "no, niña, yo ya no ando en esas beaterías". Como para sacarle el aire a cualquiera.

En respuesta me puse en rebelión. Y lo primero en la batalla fue sondear el campo. El resultado me dio en la cara como bofetada: mucha de la gente que quiero y respeto se dice católica pero no ha pisado un templo en años, juzga a los que vamos a misa de hipócritas o de plano no se interesa por la religión en que nacieron y que no profesan. ¿por qué?

Encima, mi pueblo hierve de Testigos de Jehová. Digo, hay muchas mas religiones, pero tras de los católicos siguen en número los Atalayas, como les decimos acá.

Y los mismos católicos somos los que nos encargamos de boicotear nuestra religión. Aclaremos, no es que considere que sea absolutamente necesario ser perfecto para ser católico. En ese caso, estarían la Virgen y el Espíritu Santo como militantes unicamente... no, pues no es el caso. Pero si me gustaría por lo menos que se note que se hace el esfuerzo! Y aquí es donde viene al caso lo de la canción, que dicho sea de paso, viene sonando en mi mente mientras escribo este blog como si de un soundtrack se tratara.

A edificar la Iglesia, a edificar la Iglesia
A edificar la Iglesia del Señor
Hermano, ven, ayúdame
Hermana, ven, ayúdame
A edificar la Igleslia del Señor


Hoy no toca café. Hace tanto calor, que a la salud de ustedes, me estoy tomando un gran vaso de agua fría. Salud!

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